Reto 07: Minho + Listón + Cama

Reto 07:

Minho +  Listón  +  Cama

Autor: Ivanna Hwang

Género: PWP

Clasificación: R

Total de palabras: 1146

Se escuchan pasos por la estancia, el joven que se encontraba allí caminaba de un lado a otro inquieto, ansioso. Pasa una de sus manos entre su cabello alborotándolo en el proceso. La espera se le estaba haciendo eterna, su cuerpo se sentía caliente de premeditación. 

El timbre de la puerta lo pone en alerta y con pasos presurosos se dirige a la entrada de su habitación, al abrirla una sonrisa satisfecha inunda su rostro.

—¿Se encuentra Shim Changmin?— Una voz ligeramente distorsionada pero dulce y suave se escucha.

—Soy yo— Se recarga contra el contorno de la puerta.

La chica se sonroja al notar que se encuentra semidesnudo, solo lleva puesto un pantalón de vestir, incluso sus pies están descalzos.

—Entra— El mayor se quita de la puerta y le deja entrar. Mira de arriba abajo a aquella persona y su excitación aumenta.

—¿Gustas algo de tomar?—

La castaña niega suavemente, pone el bolso en forma de corazón que lleva sobre el sillón. En silencio observa con curiosidad el lugar. Se sobresalta al sentir el tibio aliento del morocho muy cerca de su rostro.

—Eres  preciosa— Acaricia su cabello y rostro hasta llegar al mentón, lo alza con cuidado y deposita un casto beso sobre los labios.

Se aleja hasta sentarse en uno de los sillones, cruza sus piernas y recarga su rostro contra una de sus palmas. Sonríe ladino ante la imagen que se le presenta, menea la copa de vino que sostiene en su mano derecha antes de darle un sorbo.

—Date la vuelta por favor.

La señorita frente a el, asiente de forma tímida. Está vestida con un traje de lolita color rosa, decorado en el pecho y cintura con listones blancos, así como en los hombros que se encuentran descubiertos dejando ver su blanco cuello, tiene una suave caída en holanes que apenas le cubría los glúteos.

Sus piernas estaban enfundadas en un par de medias, también blancas con encaje en la parte superior, adhiriéndose de forma sensual a los muslos. Una peineta en forma de flor de cerezo adorna su castaño cabello, este le llega  a los hombros.

Se mueve un tanto inquieta por la falta de costumbre, nunca había utilizado ese tipo de ropa y era bastante incómoda, en realidad no quería atribuir su ansiedad a la profunda y hambrienta mirada que le dirigía aquél hombre que había contratado sus servicios.

—¿Así esta bien?— Le ha dado la espalda al joven morocho, puede sentir la intensa mirada sobre su nuca.

—Sí. Ahora sube a la cama por favor.

La castaña acata sin decir nada la petición, estando en ella se coloca sobre sus piernas mirando fijamente la pared.

—No he dicho que te sientes.

La voz grave del moreno se escucha algo enfadada. La muchacha solo se encoge de hombros y cierra los ojos. Siente como unas gruesas manos toman su cintura y la voltean dejándola contra el colchón. Un peso extra se siente sobre ella.

—Quiero que te toques para mí— Le dice al oído y se retira de la cama, regresa al sillón y se sienta expectante.

Minjung se ruboriza y lleva sus manos a las mejillas. ¿En qué lío se había metido? Con parsimonia se levanta y se sienta sobre las sábanas, desabrocha de manera lenta el listón que adorna su escote, así como los botones en forma de fresa, uno por uno, dejando descubierto el plano pecho que posee. Sus manos viajan acariciando su piel del cuello a sus labios, lamiendo sus dedos para dejar un brillante camino con ellos, llega a sus tetillas y juega con ellas.

Pequeños gemidos salen de sus labios y su rostro se encuentra arrebolado, una pequeña capa de sudor cubre su frente.

Su mano derecha sigue bajando perdiéndose entre los pliegues del vestido, logra entreverse un par de largos dedos que juguetean con el resorte de la pantaleta de encaje rosado que lleva puesto, un curioso bulto puede apreciarse también, el cual poco a poco comienza a erguirse.

El castaño retira completamente la pequeña prenda dejándola libre y masajea en suaves movimientos su miembro.

Deja su pecho y comienza a prepararse, introduce un primer dígito en la palpitante entrada, hace una mueca de inconformidad y masajea su entrepierna para distraerse. Un segundo dedo se une en aquel pequeño orificio, los gemidos van en aumento y eso no hace más que excitar al moreno.

Sus piernas se encuentran completamente abiertas dejando ver a Changmin hasta el más recóndito lugar de su anatomía. Siente el clímax cerca y de forma sucia, exclamando el nombre del mayor, se corre en la palma de su mano.

—¡Hyung!

Su respiración es entrecortada, su corazón late a gran velocidad. No ha podido siquiera tomar algo de aire cuando Max se encuentra encima de él devorándolo en un beso apasionado. Cuando ambos necesitan respirar el morocho le dice en un susurro.

—Haz perdido Minho, dijimos que lo llevarías al final sin decir mi nombre o hyung— Reparte besos y mordidas en su pecho, dejando pequeñas marcas rojizas.

—Changmin…- El menor hace un puchero inconforme, el no entendía mucho las ideas que se le metían al mayor pero no negaba que eran entretenidas.

 —Nada de peros, me darás tu almuerzo durante un mes— Una sonrisa maliciosa abarca su rosto. –Aunque en este momento no es eso lo que quiero comer precisamente. 

Contonea sus caderas contra la ingle del castaño demostrando la necesidad de su cuerpo. Lo besa hambrientamente y de una sola estocada entra en el interior de Minho, quien solo se abraza a su cuello rasguñando ligeramente la espalda en el camino. Las embestidas son certeras y profundas. En poco tiempo da con el punto que hace que el menor grite con fuerza y con la fricción causada por el roce de los cuerpos, hace que se corra por segunda vez entre los abdómenes de ambos. Changmin lo hace poco después al sentir aprisionado su miembro en el interior del castaño acompañado de un ronco gemido.

No hay que decir que el vestido terminó hecho un desastre, así como las medias.

Con cuidado sale de su interior y besa las mejillas sonrojadas de Minho, luego su frente y por último su cabello.  Acaricia con cariño el broche de Sakura que le ha regalado, no imaginó que realmente aceptara vestirse como lolita, una muy linda por cierto. Él y sus fantasías. Pero lo que no sabe, es que Minho simplemente adora verlo con una sonrisa, si, como aquella que adorna su rostro de forma boba y satisfecha.

Poco a poco los ojos de ambos se van cerrando, luego se preocuparían por limpiar el desastre que han armado en esa silenciosa habitación de hotel, aquella que guarda cada fin de semana los más íntimos deseos de dos personas que se aman.