Ingenua, tierna y cambiante; el viento marca mi destino. Metamorfosis de un corazón y un alma.

viernes, 14 de marzo de 2014

Reto 02: Sakura + I swear + Cena

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Autor: Ivanna Hwang

Género: Romance - Crosdresser

Clasificación: PG 





El maquillaje cubría su rostro dándole una apariencia brillante y tersa, sus ojos estaban delineados de color negro, tan ligeramente que apenas se notaba, sus labios los cubría un tono rosa pálido. Su cabello caía suave por sus hombros y espalda.



La imagen reflejada en el espejo le perturbaba tanto, le parecía tan lejana, diferente. Tenía el mismo color de cabello, los mismos ojos, incluso sus rasgos eran idénticos, sin embargo se sentía tan vacía, tan falsa. 



Decide retirar la vista de aquél objeto, no debía deprimirse ese día. Por fin el reencuentro se daría y debía poner la mejor de las sonrisas en su rostro, por más que esta doliera. Los años en soledad le permitieron poner en orden sus prioridades y tenía una muy grande.



— ¿Mami? — La voz de un pequeño interrumpe su soliloquio. El niño apenas asoma su cabeza por la puerta, pidiendo permiso para adentrarse al cuarto de su madre, al cual tenía prohibido entrar sino estaba la mujer presente.



— Entra cariño — Ella se levanta del taburete en el que se encontraba sentada, abre sus brazos para recibir al sonriente infante. — ¿Qué sucede Yoogeun? Omma aún no está lista.



— ¿Es cierto que papi vendrá hoy?



Al escuchar eso, siente como su corazón palpita con velocidad y su estómago se estruje, aun así sonríe con naturalidad a su hijo.



—Así es Yoo, Appa regresa y tenemos que ir a recogerlo a la estación del tren— Su malestar aumenta al ver la felicidad con la que el niño se expresa al confirmar la noticia.



— ¿Y es igual a las fotografías? ¿Así de alto? 



El niño rodea con sus pequeños brazos el cuello de su madre, está contento, por fin podrá conocer a su padre quien ha estado en servicio militar desde hace cinco años cuando él todavía no nacía.



— Sí, es idéntico a las fotografías, aunque tal vez ahora se vea un poco más viejo.



MinJung no puede evitar reír ante la última respuesta; con parsimonia sale de la habitación no sin antes ver de reojo la fotografía sobré el buró a lado de su cama. En ella puede verse a tres personas sonrientes: Dos varones y una mujer con embarazo avanzado, suspira apesadumbrada, ya nada podía hacer solo cumplir su promesa y seguir con aquello que tanto le había costado aceptar. Respira profundo al cerrar la puerta, era la hora de darle la bienvenida a su esposo.



El frío era demasiado crudo aquél invierno, sin embargo dos siluetas se encontraban fuera de la cálida casa, en el jardín, específicamente frente al árbol de Sakura que apenas y tenía hojas secas en sus ramas.  



— ¡Prométeme que nunca se lo dirás!— Su voz se escucha estrangulada, apenas puede contener las lágrimas.



— ¿Acaso estás mal de la cabeza? ¡Necesita saberlo! ¡La enfermedad cada día empeora, no puedes ocultárselo!— ¿Cómo había llegado a esa situación? No entendía aquella decisión, pero no tenía a quién más recurrir. Tenía que hacerlo como familiar que era, debía cuidar de ambos. — ¿Qué haré cuando regrese? ¿Siquiera haz pensado en ello?



— Por favor, el saberlo lo destruiría. No puedo dejar que el vea como me extingo poco a poco. Promételo — Se arrodilla suplicando, su cabello cubre su rostro pero puede entreverse las lágrimas caer por sus mejillas.



 I Swear…— Susurra.  La castaña llega a la estación y se sorprende con la cantidad de personas en el recinto.



El tumulto de gente era habitual en aquél tipo de lugares, pero ese día la multitud era enorme, lleno de individuos que en su mayoría eran mujeres jóvenes y niños, pero no faltaban las damas y hombres mayores que miraban con ilusión y tristeza el tren que se acercaba a la estación.



 ¡Apártense! ¡Apártense! ¡Dejen que desciendan! — Una barricada de hombres uniformados intentaban calmar a la aglomeración, que se amotinaba en las entradas del ferrocarril. MinJung siendo más sensata sostenía a YooGeun en sus brazos bastante apartada, si se metía sería casi imposible que ChangMin diera con ella.



Los guardias lograron someter a la muchedumbre y dieron permiso para que los hombres bajaran, poco a poco las personas se alejaban o creaban pequeños círculos para darle la bienvenida a aquella persona que ha tenido la mala suerte de ver tanto odio y destrucción existente en el mundo, sin embargo sonrisas podían verse en sus rostros, al menos de aquellas familias a la que el susodicho miembro llegó con vida. Otras tantas lloraban sobre féretros improvisados en madera podrida, algunos ni siquiera llevaban el cuerpo, solo algún trozo de tela o estaba relleno de piedras, dado que el cuerpo jamás se encontró.



Esta imagen hace que los ojos de la castaña se nublen ligeramente, y su pecho se oprima.



—No, no te preocupes él debe estar en el baño o algo por el estilo por eso no ha bajado, si algo le hubiera pasado me abrían llamado o dado aviso ¿no?



 ¿Omma? ¿Ese  Appa?



La mujer sale de su ensoñación con la voz de su hijo y dirige su mirada al punto donde el niño señala. Era verdad, allí estaba ChangMin, era imposible que ella pudiera olvidar aquella silueta que tantas emociones le causaba.



El hombre sonríe abiertamente, alzando una mano para llamar su atención, parte de su rostro está cubierto por una venda, específicamente del lado izquierdo. Deja caer la maleta a su costado sin importarle que algo se dañara, acto seguido se agacha para poder abrazar a YooGeun quien se ha soltado de los brazos de su madre para correr a los del morocho.



MinJung, de forma más recatada se acerca a ChangMin, puede sentir sus piernas temblar y su corazón latir desbocado, no le es posible contener aún más las lágrimas y lo abraza desesperada, escondiendo su rostro en su pecho intentando ocultar sus emociones.



ChangMin sonríe y  alza el rostro de la castaña para depositar un beso en sus labios, apenas un toque, para después depositar otro en su frente.



Te extrañé.



Yo también.



Se abrazan un par de minutos más, hasta que YooGeoun decide que aquello era demasiado dulce y tenía hambre. Ambos adultos sonríen ante el pedido del pequeño.



Sacó tu carácter.



También sus ojos…— Esto último fue dicho en un susurro, apenas audible.



— ¿Qué dijiste?




 Estoy hambriento. ¿No había una cena de bienvenida para nosotros?



Nunca cambiarás, ¿cierto?



La mujer sonríe y toma de una mano al pequeño, adelantándose un par de metros. ChangMin la observa alejarse con ternura, sin embargo en sus ojos puede percibirse un atisbo de tristeza. Suspira y toma de nuevo la maleta, era mejor apurarse, la comida del tren era pésima y en verdad moría de hambre.



Decir que la cena fue emotiva, era decir poco. Después de los discursos hechos por diversas personas pertenecientes a la política y la milicia, y de los respectivos respetos a los soldados caídos así como el pésame a las familias afectadas. Se sirvió el banquete en un gran salón, adornado para aquél evento en colores rojo y dorado. Grandes mesas redondas llenaban el lugar, dejando un lugar bastante amplio en el centro para que las personas bailaran, cerca de las 9pm todo se dio por terminado y las familias decidieron regresar a sus respectivos hogares.



MinJung observaba el paisaje nocturno de la calle, las casas empezaban a adornase para las festividades de fin de año, así que el suburbio se encontraba bastante iluminado. Al llegar a casa ChangMin saca a YooGeun del asiento trasero y lo sube a su habitación, dejando a la castaña en el piso inferior preparando un poco de café.



Cuando la mujer escucha bajar por las escaleras al morocho sale de la cocina con dos tazas de café en una charola, así como un par de pastelillos que ella sabía, eran los preferidos del mayor. Se sorprende al ver a ChangMin con un par de frazadas gruesas y una almohada en sus brazos.



— ¿Qué haces?



 Dormiré en el sofá.



La castaña lo observa confundida, había preparado la recámara principal para ambos, no entendía la decisión del mayor. ChangMin parece leer sus pensamientos porque se acerca a ella y la abraza, acariciando su cabello con lentitud, aspirando su aroma.



Gracias.



 ¿Eh? — MinJung se encuentra atrapada en el abrazo, escuchando el suave latir del corazón de ChangMin.  ¿Gracias por qué?



 Por cuidar de YooGeun y de mí— Se aparta un poco y la mira detenidamente a los ojos, acaricia tiernamente su mejilla antes de decir.  Ya no es necesario que actúes.



El pulso de MinHo se acelera, su garganta se cierra y su cuerpo tiembla. ¿Cómo? ¿Él lo sabía? Intenta separarse de ChangMin, sin embargo es detenido por este entre sus brazos. Acaricia su espalda para tranquilizarlo, no quería alejarse de él.



— ¿Desde cuándo lo sabes?



— Cuando mandaste la carta donde escribiste acerca de tu fallecimiento, noté diferencias en la caligrafía y en la narración. En un principio pensé que eran alucinaciones mías, pero no podría confundir la cursiva de MinJung. Además, a mi llegada lo confirmé, por muy parecidos que sean, siempre supe diferenciarlos. ¿Recuerdas?



 Le dije que era una mala idea, que me reconocerías, pero no quería que al estar lejos cometieras una estupidez, después de todo, ha dejado a un pequeño ser para que te cuide y tú cuides de él.  No quise jugar contigo o algo parecido. Lo siento.



 El que debe pedir disculpas soy yo, siempre supe de tus sentimientos. Ella me lo dijo en nuestra noche de bodas, de saberlo antes no me hubiera…



 ¿Casado? No mientas, siempre la preferiste a ella. Pero no podía inmiscuirme en su vida, son las personas a las que más amo— En este punto las lágrimas caen sobre las mejillas de MinHo, dejando un rastro húmedo.



 Lo siento.



 ¡No lo sientas! ¡Yo no me arrepiento por nada de lo que he hecho, ni por lo que siento! ¡Te amo y no me importa si no me correspondes! ¡Solo quiero verte feliz!



— No mereces eso. — El morocho se acerca y abraza de nuevo a MinHo, quien se resiste, pero se calma al sentir los labios de ChangMin sobre los suyos. No puedo prometerte que algún día podré corresponderte de la manera en la que mereces, haz hecho tanto por YooGeun, MinJung y por mí que jamás podremos recompensarte.



Son mi familia…



 Shhh— Coloca un dedos sobre la boca del castaño.  Déjame terminar por favor. Nunca podré pagarte y no sé si pueda corresponderte, no porque me seas indiferente o algo similar sino, porque ahora mismo estoy demasiado confundido. Me atraes no lo niego, pero no quiero que sufras por mis indecisiones, solo te pido que esperes un poco— Entrelaza su mano con la del castaño y recarga su frente con la contraria, su respiración se mezcla con el aroma dulce de MinHo. ChangMin no puede evitarlo y se acerca más al rostro del menor puede ver de cerca las tupidas pestañas y la mirada asustada, sus labios están rojizos al igual que sus mejillas.



Compararlo con su hermana era inevitable, eran tan parecidos, pero diferentes en esencia. MinJung fue atrevida, alegre y coqueta. MinHo era risueño, tierno, sensual. Cada uno tenía diferentes características, cada uno lo enamoró a su modo, pero por miedo a la sociedad y al “qué dirán” se decidió por la hermana mayor, sin embargo nunca llenó aquella llama de deseo que siempre despertaba al ver a MinHo, pero siempre se contuvo, estaba casado y pronto sería padre.



Así fue hasta que el servicio militar lo hizo salir de casa y poco después del país, dejando a su esposa embarazada bajo el cuidado de MinHo. Nunca pensó que su mundo se vendría abajo al recibir aquella carta en la que notificaba la muerte de su cuñado, por una enfermedad no conocida hasta entonces. El creerlo perdido nubló su juicio, haciéndolo irracional por momentos, fue en uno de esos lapsus donde fue herido en batalla, perdiendo así el ojo izquierdo. Es por ello que al notar los ligeros cambios en la escritura de las cartas, pensó que se trataba de solo una ilusión. No quería creer tampoco que en realidad a quien había perdido era a su esposa, eso tampoco lo soportaría, aun así al llegar esa tarde a la estación y cerciorarse que su MinJung ya no estaba con él, una parte de su alma pudo descansar, nunca olvidaría a su amada esposa mucho menos al regalarle una de las cosas más preciadas que ahora tiene.



El dolor se combinaba con la tranquilidad, es por eso que le resulta difícil aclarar sus prioridades, todo es confuso.  Sale de su ensoñación observando el rostro nervioso de MinHo, decide besarlo de manera suave perdiéndose en su calidez, dando solo un roce cálido y tierno,  un beso que selló una promesa muda.



El castaño cierra los ojos ante el beso, se siente inquieto y temeroso pero un pequeño brillo de esperanza se ha abierto en su camino, eso le daba la fuerza necesaria para velar por aquellos que necesitaban su apoyo, así que seguiría con la apariencia de su hermana para cuidar de ChangMin y YooGeun.



Te esperaré. Lo prometo.




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