Ingenua, tierna y cambiante; el viento marca mi destino. Metamorfosis de un corazón y un alma.

viernes, 14 de marzo de 2014

Conociéndote

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-Capítulo 2-


Conociéndote






Changmin mira de arriba a abajo al curioso estudiante, no sabe que es pero hay algo que llama su atención, tal vez sea el largo cabello que posee llegándole este a los hombros, quebrándose de forma natural afilando su rostro, podía ser confundido con un chica fácilmente, la manzana de Adán y su voz ligeramente grave denotaban su verdadero género.


—Sígueme.


Caminan entre los pocos estudiantes que aún están fuera, no se les permitía estar en los jardines en los horarios de clase, así que los prefectos pedían un permiso sino habían sido informados por alguno de los profesores. De nueva cuenta MinHo recorre cada uno de los edificios del colegio, así como el gimnasio y la  piscina.


—Es obligatorio que los alumnos escojan una materia extra, ya sea artística o deportiva, el colegio tiene una gran variedad  de opciones, como verás la piscina es grande y natación es una de las más populares.


— ¿En cuál estás? — MinHo observa curioso al mayor, no hablaba acerca de otro tema que no fuera la escuela y eso lo aburría.


—Estoy en el plan de asesorías, ayudo a otros estudiantes a mejorar sus calificaciones.


—Oh, eso es bastante aburrido ¿no?— MinHo sigue caminando sin darle importancia a sus palabras. Es detenido por Changmin que se ha molestado por su comentario.


—Deberías ser más respetuoso con tus mayores— Da golpecitos con su dedo índice en el pecho del menor, se nota irritado. —Esa actitud tuya tan despreocupada me resulta desagradable.


El castaño guarda silencio escuchando cada palabra del mayor, se pierde en los orbes obscuros ignorando la perorata que este le da. Ninguno de los dos se da cuenta como un grupo de muchachos los observa desde un rincón. En específico uno de ellos, tenía el cabello negro, largo y tez clara, con rasgos felinos. Lleva el uniforme mal puesto, la camisa desfajada y una chamarra de piel sustituye el saco establecido. Tiene un cigarro entre sus labios, el cual retira exhalando el humo de forma lenta.


— ¿Quién es el niñato?


—Dicen que es el nuevo hijo del director.


—Es demasiado lindo para que se junte con ese perdedor— Observa como Changmin jala de un brazo a MinHo para que siga caminando. Una sonrisa ladeada y maliciosa nace en su rostro. —Esto será divertido.


Changmin lleva al menor hasta un edificio color crema que era el más grande de todos y uno de los más alejados, se trataba de uno de los tantos edificios donde se hospedaban los estudiantes y al igual que la escuela estos se dividían dependiendo sus edades.  MinHo observa con curiosidad la estructura bastante moderna a comparación del colegio, los balcones de las recámaras eran de color chocolate al igual que el contorno de las ventanas, había cómodos sillones en ellos y una mesita en medio. Ese lugar era tan diferente en comparación a la casita rústica de su familia, pero en definitiva era mucho mejor que aquél lugar tan nefasto como lo fue el orfanato.


—Este es el edificio Casiphia, al tener catorce años deberás dormir aquí.


—Muchas gracias, ¿cuánto te debo?— Una risa cantarina sale de sus labios al ver el gesto ofendido del moreno.


— ¿Qué te dije acerca del respeto? Aish, en verdad me estresa estar contigo— Los gestos que hace solo logran que el menor ría más, enfadado, el morocho da media vuelta intentando alejarse de MinHo, pero la voz de este lo detiene.


—No deberías molestarte tanto, solo lograrás envejecer más rápido y ahora eres muy atractivo.


El mayor voltea sorprendido y ligeramente sonrojado por lo dicho, pero MinHo ya no está en la entrada, puede verlo a lo lejos subiendo las escaleras principales en pequeños brincos.


—Tsk, este niñato me hace perder los estribos muy fácilmente.


El castaño es ajeno a los pensamientos de Changmin, sonríe alegre, sería bastante entretenido estar allí después de todo. Una vez dentro del edificio cae en cuenta que no sabe cuál será su habitación, observa la sala que está plagada de chicos de su edad. A pesar de que el instituto era meramente coreano había gran diversidad de alumnos; un chico de tez más morena que la suya y de cabello corto al estilo militar, se levanta de uno de los sillones de la estancia le sonríe amable y lo toma por los hombros antes de hablar.


—Bienvenido a Casiphia, soy Kim Jong In el Jefe de dormitorio y delegado de clase.


El chico era un poco más bajo que MinHo, su sonrisa era un tanto perturbadora para el castaño así que retiró las manos de sus hombros sin borrar el gesto alegre que había en su rostro.


—Soy Choi MinHo, un placer—  De repente se vio rodeado por la gran mayoría de los presentes en aquella habitación.


— ¿Eres un Choi?


— ¿Ese no es el apellido de nuestro director?


—Tu cabello se ve tan brillante…


El castaño revira la mirada y pide paciencia a Jehová, Alá o a cualquier deidad que lo escuche, está acostumbrado a los elogios y envidia de las personas pero viniendo de un grupo de niñatos de su edad, era tan vacío y monótono; un suspiro cansado sale de sus labios, en cierta forma despreciaba aquél lugar.


Es sacado de su ensueño por un muchacho de sonrisa contagiosa, se veía inocente y tranquilo. Lo toma de la mano y lo lleva lejos del alboroto de la sala, conduciéndolo por uno de los largos pasillos de color terracota y piso de loseta nácar. MinHo se deja llevar, no presiente nada malo acerca de ese chico; observa curioso el cabello de color paja obscuro, su uniforme está desaliñado; y su pantalón, a la altura de las rodillas, está sucio.  Nota como uno de los cordones de sus zapatos está desamarrado.


—Amm disculpa— El chico voltea sonriente pero sigue caminando.


—Tranquilo, no te haré nada pero debió ser un día largo para ti, si es que los rumores son ciertos.


MinHo calla un tanto sorprendido por lo dicho, ¿es que todo mundo ya sabía su historia?


—No es eso lo que te quería decir.


— ¿Eh? ¿Entonces qué es?— El muchacho al voltear no nota como pisa su propio cordón haciéndolo caer de frente, jalando consigo a MinHo que logra soltarse de su agarre y estabilizarse antes de caer.


—Que tu cordón estaba suelto.


Un silencio incómodo se instala entre ellos pero a los pocos segundos comienzan a reír fuertemente. El castaño lleva sus manos a su estómago intentando controlar las carcajadas, cosa que era difícil por la risa curiosa del otro chico, este se levanta con dificultad y de forma torpe. Una vez de pie hace una venia presentándose.


— Soy Lee Jinki, aunque todo el mundo me dice Onew.


— ¿Onew?


—Sí y seré tu compañero de habitación, verás soy el único que quedaba libre— Un rastro de tristeza se percibe en su mirada sin embargo sonríe abiertamente. —Ven, te quería mostrar la recámara, tus cosas ya están dentro.


Ambos siguen su camino hasta la última habitación del pasillo, está numerada como la 27-C. Onew abre la puerta y permite que el castaño entre primero. MinHo observa con detenimiento la alcoba y queda boquiabierto, es muy amplia tanto que cabría la sala de su casa en ella, las paredes están tapizadas de papel a rayas en colores verde y plata, había dos camas puestas de tal modo que formaban una L, solo que una de ellas se encontraba encima de lo suponía era un closet, también contaba con dos sillones y una mesita en medio así como un par de escritorios gemelos donde podrían hacer sus deberes.


— ¿Qué te parece?— Onew soba su cuello un tanto apenado. —Es la habitación más pequeña de todas pero…


—Es perfecta— MinHo voltea y sonríe, su gesto es tan amplio que sus ojos se entrecierran.


El pelipaja se sonroja ligeramente al ver el bonito rostro del más alto, su corazón brinca y no sabe cómo reaccionar así que desvía la mirada y juega nervioso con sus manos.


Son interrumpidos por el fuerte ruido de un estéreo. Curioso, MinHo se asoma por la ventana y observa un convertible negro pasear por las pequeñas calles del campus, lleva música a alto volumen, tanto que al pasar enfrente de su edificio lo vidrios retumban. En el vehículo puede verse chicos de grados mayores pero hay uno solo que llama su atención: El conductor, lleva un par de anteojos negros en el rostro y la camisa del uniforme está desabrochada de los primeros botones dándole un aire rebelde a su apariencia.


— ¿Quién es él?


—Cho Kyuhyun, es hijo del alcalde de la ciudad, por eso sigue en esta escuela. Gracias a los grandes donativos que proporciona— Onew da media vuelta hasta su cama, que es la superior. Toma un libro de una repisa más arriba y se acuesta a leer. —No te acerques a él, solo es un buscapleitos.


—Ummm…



 Las clases avanzaron rápidamente, él siempre fue atento y no necesitaba repasar algo más para sacar buenas notas, sin embargo, no soportaba el ambiente sofocante del colegio, todo era tan recto y ordinario. Esperaba ansioso que ese día terminara, porque, después de tanto tiempo se le permitiría salir con los demás chicos a la ciudad, tenía que respetar el toque de queda y no debía entrar a lugares de mala muerte o eso es lo que le había dicho Siwon.


Suspira aburrido, la última clase era literatura, una de sus materias favoritas por el profesor que la impartía, Jaejoong-sshi  era paciente con ellos y se preocupaba por cada uno de sus alumnos. Además sentía cierta empatía con él, dado que el pedagogo salía con un socio de su padre. No es que MinHo fuera entrometido, simplemente era un secreto a voces que toda la escuela conocía y le complacía saber que no era el único con tendencias “extrañas” en ese lugar, a pesar que notaba a Siwon bastante abierto al tema no dejaba ser una institución religiosa en la que la mayoría de las personas estaban en contra de la diversidad. La campana interrumpe su ensoñación de forma abrupta haciendo que dé un pequeño salto en su lugar, un poco aturdido comienza a guardar los libros en su mochila mientras escucha lo que Jaejoong dice.


—Muy bien chicos la clase ha terminado— Deja de escribir sobre el pizarrón y se acerca al escritorio de caoba, toma una pila de hojas de su escritorio y camina hasta la entrada del salón. —Les entregaré el reporte que hicieron esta semana, esperaba algo mejor de ustedes—  Hace una mueca molesta, por lo general su rostro era amigable y sereno pero en ese momento se notaba serio. Entrega los folios a cada uno de los alumnos, sin embargo, una sonrisa ligera abarca su rostro al reconocer el nombre en uno —Solo una persona pudo superar mis expectativas— Entrega el documento a MinHo quien hace un gesto de agradecimiento, Jaejoong palmea su espalda al salir.


—Tsk, él logra sacar tan buenas calificaciones por ser hijo del director.


—Escuché que se encuentra con el profesor Kim en las tardes y se encierran en  su oficina.


Los murmullos llegan a oídos del castaño quien simplemente los ignora, esa tanda de idiotas no valían su tiempo ni energía. Era cierto que el veía por las tardes al profesor Kim, pero era por otros motivos. Camina tranquilo hasta la salida del edificio escuchando una canción de Patricia en su reproductor, tan ensimismado va que no ve el automóvil que por poco lo atropella, este frena tan repentinamente que deja una franja negra en el asfalto. Kyuhyun quien era el que conducía se levanta de su asiento molesto, recargándose en el parabrisas  se quita los lentes de sol y observa detenidamente a un pálido MinHo que perplejo observa el auto a unos centímetros de él.


— ¿Acaso quieres morir niño? — Lleva el conocido cigarro a sus labios inhalando profundo para después exhalar el humo por la nariz. —Si es así no quieras entrometerme.


El menor logra salir de su estupor, con sonrisa ladina camina hacia el lado derecho del carro subiéndose a este de forma elegante, tira despreocupadamente su mochila en el asiento trasero, con ambas palmas percibe la suavidad del asiento de piel y juguetea con el retrovisor colocándolo de tal forma que puede ver su reflejo en él, acomoda un mechón de cabello que le estorba en el rostro, al sentir la penetrante mirada del otro voltea sonriente para observar a un estupefacto Kyu.


—Claro, puedes subirte cuando quieras preciosa.


—En primera: NO soy una chica así que no me digas preciosa y en segunda: casi me arrollas, como mínimo puedes llevarme al centro ¿no?


El mayor sonríe ante la actitud tan demandante del crío, se sienta de nuevo en el sillón, enciende el motor y acelera  hasta salir del colegio. Ambos se sumergen en la calma y tranquilidad de su entorno, la escuela se encontraba algo alejada de la ciudad así que a su alrededor solo podía verse áreas verdes y un pequeño lago, a esa hora los rayos apenas atravesaban las ramas de los árboles, lo que hacía el camino obscuro y fresco. MinHo observa el paisaje recargando su rostro sobre la carrocería, el viento golpeaba sus mejillas y alborotaba su cabello. Es esto lo que cautiva al joven pelinegro que conduce, el aroma suave que despide el menor lo embriaga y hace que su ser se calme como si bebiera una copa de vino dulce.


Pasan el rato callados hasta la ciudad donde Kyuhyun toma el camino más largo que conoce recorriendo las calles empedradas del lugar, después de varias vueltas en círculos aparca fuera de un barcillo del centro. El pelinegro voltea a ver a MinHo quien se ha quedado dormido, bufa irritado pero se inclina hasta quedar a escasos centímetros de su rostro.


—Bella durmiente, será mejor que despiertes.


— ¿Ah? — El castaño abre lentamente sus ojos, no le sorprende encontrarse tan cerca de la faz contraria, simplemente sonríe y besa superficialmente sus labios en un acto rápido y sin morbo. —Gracias por traerme. — Estira su cuerpo como si de un felino se tratara, y sale de un brinco del automóvil, toma su mochila y camina en sentido contrario alejándose del mayor. Había quedado con los chicos de su dormitorio en una cafetería del lugar.


El pelinegro lo observa irse sin decir nada, lleva una mano a sus labios y los acaricia, sabe que de tratarse de cualquier otra persona ya lo habría golpeado hasta dejarlo inconsciente, pero ese niño tenía un aura que no podía descifrar. Saca de su pantalón otro cigarrillo y lo lleva a sus labios, al encenderlo da media vuelta y se adentra en el local donde varios de sus amigos lo saludan.


—Pequeña princesa terminarás mal.


MinHo llega hasta una cafetería de aspecto retro en el centro de la ciudad, las bancas estaban hechas de madera y en sus respaldos tenían grabadas tazas humeantes de café. El lugar se veía concurrido por jóvenes de las escuelas aledañas a la localidad, en su mayoría de su Instituto. Es en uno de los asientos del fondo del establecimiento es donde distingue el conocido color paja de la cabellera de Onew que al darse cuenta de su llegada alza su brazo, llamando su atención; y la de los demás comensales.


— ¡MinHo! ¡MinHo, por aquí!


—Que ya te ha visto, no tienes por qué hacer que todos volteen a vernos.


Un joven rubio de felina mirada observa de mala manera el comportamiento del mayor, hace un gesto despectivo ante la llegada del castaño y desvía la mirada hacia la ventana, toma el líquido de su copa por un sorbete de manera distraída ignorando al nuevo en el grupo.


MinHo alza una ceja al notar el comportamiento de aquél chico del que desconocía el nombre, sin embargo no dice nada y sonríe amable a los otros tres chicos que le saludan con entusiasmo. Uno de ellos es de facciones aniñadas y parecía el menor de todos, su cabello era rojizo pero no natural.


—Hola, soy Taemin mucho gusto. — Sonríe de forma tierna ocasionando un escalofrío al castaño.


—Yo soy Jonghyun, un placer— Esta vez un muchacho más bajito que él, con rasgos un poco extraños, a MinHo le recordaba un cachorro juguetón, tenía el cabello decolorado de las puntas en un tono rubio bastante llamativo.


—Pensé que la escuela no dejaba tener el cabello tinturado.


—Sí, bueno— El chico sonríe nervioso. —El reglamento tampoco deja que lo lleves largo.


—Pero, soy el hijo del director— Comenta banal, el tono usado no es prepotente o semejante, simplemente fue un comentario más y en broma. Los cuatro chicos ríen ante lo dicho, solo uno queda callado y su rostro denota molestia.


—Eso no quita que seas un recogido nada más— Murmura el joven rubio, nadie parece escuchar el comentario, exceptuando MinHo que sonríe amable y come un poco de su helado, sin embargo en su mirada podía notarse la ira que sentía en ese momento.


¿Qué se creía aquél sujeto? Cierra los ojos intentando tranquilizarse, no quería repetir lo que sucedió en el orfanato después de que lo soltaran. Al comprender que ya no había nadie que solucionaría sus problemas o lo protegiera, tomó la determinación de no dejar humillarse por nadie más y si eso necesitaba acciones radicales lo haría. La voz emocionada de Onew lo saca de sus pensamientos.


— ¿No es esa Na Eun, Taemin? — Señala con la cuchara a una chica que camina con un grupo de muchachas de su misma edad, resaltaba entre las demás por su rostro inocente y cabello recogido en una coleta alta. 


— ¿Eh? — El pelirrojo voltea hacia donde el mayor señala, al reconocer a la chica en cuestión su rostro toma un ligero tono rojizo e intenta esconderse entre KiBum y Onew, logrando que apenas se distinga su cabello por encima de la mesa. Con voz compungida logra decir. —Sí, es ella.

Los demás lo observan con sonrisas en sus rostros, excepto MinHo que no sabe de lo que hablan. Jonghyun al ver su gesto confundido entre risas relata lo sucedido.


—Na Eun, es la chica de la que Taemin está enamorado, solo que nuestro pequeño Romeo es demasiado tímido como para declararse.


— ¡Déjenme en paz! — El rostro del pequeño se colorea aún más ante las palabras dichas, en su rostro se forma un puchero molesto y cruza sus brazos negándose a hablar con alguno de los presentes.


MinHo voltea a ver con ojo crítico a dicha señorita, que se ha sentado con sus amigas en una de las mesas fuera de la cafetería, todas reían de alguna tontería dicha.


—“Qué tontos, Patricia es cien veces mejor


Eran cerca de las siete de la noche cuando decidieron irse del lugar, el toque de queda era a las nueve y no querían molestar al prefecto que estaba de turno, de todos era el más estricto y malhumorado.


Onew era el último en salir del local, coloca un abrigo negro sobre el uniforme para cubrirse de la fría brisa nocturna. Una vez fuera cuenta a los presentes y nota la ausencia de uno, alza una ceja interrogante a los demás.


— ¿Dónde está MinHo?


—Pensé que estaba contigo— Taemin es el que habla. —No lo vimos salir.


—Tal vez paso al sanitario— Jonghyun intenta hacer reír a KiBum con gestos graciosos y mimos, ya que toda la noche había estado con un humor bastante agrio.


—Yo vengo del baño y no lo vi allí. — Observa a su alrededor preocupado, no era bueno que MinHo se quedara solo, estaban por perder el ultimo autobús que salía a Ballemont Institute.


—Estará bien, incluso si está solo. — Key es el primero en subir al bus que acababa de llegar, los demás se miran entre sí confundidos pero lo siguen segundos después. Onew es el que se queda tiempo demás en la puerta del transporte esperando que MinHo apareciera.


—Niño, ¿piensas subir? — El chófer lo apresura a que entre. El menor sube sin más sentándose a un lado de Taemin quien se recarga en el para poder dormir en el trayecto.


—“No te metas en problemas por favor


MinHo caminaba por las aún repletas calles del centro, sus ojos brillaban gracias a las luces neón de los establecimientos que continuaban abiertos, la gran mayoría eran bares y antrillos de baja índole. Es uno de ellos el que llama más su atención, su letrero era rojo incandescente en letras de aspecto sinuoso que formaban la palabra: Synd


Puede escuchar música lenta y sensual salir del recinto pero la voz suave y melódica de una persona es la que lo obliga a entrar.


Curioso se adentra en el local, arruga la nariz al notar el penetrante aroma a cigarro y alcohol. Aun así camina entre las personas, su vista recorre cada inhóspito rincón del bar, un acto difícil dado la poca luz que había. Pero en uno de los rincones reconoce la silueta fina de una persona, de forma rápida se acerca hasta el lugar y coloca su mano sobre el hombro del susodicho, ocasionando que este se sobresalte y voltee un poco asustado.


— ¡MinHo! ¿Qué haces aquí?


—Quería conocer alguno de estos lugares antes de irme. — Se encoge de hombros no dándole importancia.


—Pero ya ha pasado el toque de queda y este no es lugar para un niño como tú. — Aun así hace espacio en el sofá donde se encuentra para permitir que el menor se siente y pase lo más desapercibido posible, pero un chico como MinHo siempre llamaba la atención dada su inocente belleza y claro por llevar el uniforme del colegio elite Ballemont.


—Lo sé, pero no pude evitar entrar al escuchar la voz de alguien— Voltea a ver el pequeño escenario con cortinas de lentejuela, una luz blanca lo ilumina pero en ese momento se encuentra vacío.


— ¿Voz dices? — El pelirrojo se extraña, pero al notar donde mira MinHo sonríe entendiendo. — Escuchaste a Junsu.


— ¿Junsu?


—Prefiero que me digan Xia ¿saben?


Jaejoong y MinHo voltean al escuchar la voz de un tercero, se trata de un hombre de apariencia femenina y rasgos delicados, su cabello era rubio platino con motes negaos en las raíces, vestía una camisa de encaje negro y un pantalón de piel del mismo color, había una sonrisa amable en su rostro y observaba curioso al castaño. A su lado otro hombre un poco más alto que él pasaba uno de sus brazos por su estrecha cintura, se le veía más serio y maduro.


— ¿Xia? — MinHo los observa confundido, ¿era ese muchacho quien cantaba tan bonito?


—Así es, como dije ese es mi nombre artístico. —Cruza sus piernas de forma elegante y recarga su espalda sobre el pecho de su acompañante. —Disculpa mi grosería, pero un crío como tú no debería estar en un lugar así.


—Eso es mi culpa, yo lo traje para que viera tu espectáculo pero no llegó a tiempo ¿verdad?


—S..sí, solo alcancé a escuchar el final— Baja su mirada apenado. —Tiene una voz muy hermosa.


Junsu sonríe al ver la timidez del menor, se siente alagado al ocasionar una reacción como esa y cree que es necesario recompensar al pequeño. Una idea loca cruza por su mente haciéndolo levantarse de manera rápida quedando a pocos centímetros del castaño.


— ¿Te gustaría cantar algo esta noche?


— ¿¡Eh!? — MinHo se ha quedado lívido. ¡Claro que le encantaría! Tenía mucho tiempo de no hacer algo que le gustara. Voltea con mirada ilusionada hacia su profesor, después de todo él era su tutor esa noche.


—No lo sé Darling, podría meterme en problemas por dejar que un menor de edad se presente— El hombre que hasta ese momento se mantuvo callado, habló. —De hecho su sola presencia es un problema. Y no lo digo por ofender pequeño.


—Pero, pero...— MinHo siente desvanecer su sueño por momentos hasta que el joven rubio vuelve a hablar.


—Podríamos disfrazarlo— Junsu toma la mano del menor emocionado. — ¿Ya haz cantado alguna vez?


—Cuando era más joven, pero solo fueron canciones de una artista femenina.


— ¡Eso es perfecto! — Jala al menor del sofá y lo lleva consigo. —Nadie se dará cuenta, de eso me encargo yo.


Jaejoong observa cómo se llevan a MinHo y sonríe, era verdad que ya había cantado. Una tarde lo encontró en uno de los jardines después de clases, al llevar los audífonos puestos no notó la fuerza de su voz, a decir verdad tenía una muy linda. Desde esa tarde se encontraban en su despacho para poder ayudarlo a afinar. Jaejoong era un cantante de regadera pero en su niñez y juventud perteneció al coro del Instituto.


—Hyung, no estoy muy seguro de esto.


—Tranquilízate Yoochun, sabes cómo es tu novio, una vez que se le mete una idea en la cabeza ya no puedes cambiarla. Además ese niño te lo agradecerá.


—Si tú lo dices…— Toma una copa de vino que está en la mesita de en medio y bebe su contenido de un solo trago. — ¿Yunho vendrá está noche?


El rostro de Jaejoong pierde el color al recordar que vería a su pareja. ¿Cómo demonios pudo olvidarlo? Yunho era el mejor amigo de Siwon y sabía de la existencia de MinHo.


—Siwi me matará.

—Apenas te diste cuenta ¿eh? — Yoochun comienza a reír ruidosamente.


— ¿Te diste cuenta de qué Jaeboo?


Jaejoong voltea completamente pálido al escuchar la voz de Yunho. Su pareja era un hombre de tez morena y cabello obscuro, tenía un peculiar lunar del lado superior izquierdo de sus labios, dándole un toque sensual a su rostro. Llevaba puesto un traje color gris Oxford y camisa lila.


—Ehhh…— El joven pelirrojo comienza a sudar frío, Yunho podía ser bueno y paciente pero cuando se enojaba, era mejor estar lejos. —Nada, solo…


Jaejoong es interrumpido por el apagón fortuito de las luces, el sonido de un acordeón y un piano se escucha en el lugar, es un ritmo lento y repetitivo. Una luz tenue de color rosa ilumina el escenario, mostrando la silueta de una mujer alta y cabellera larga que se encontraba de espaldas al público. No se puede distinguir mucho dada la poca luz, sin embargo una voz suave pero ligeramente grave se escucha en todo el lugar.


—Il joue avec mon coeur
Il triche avec ma vie
Il dit des mots menteurs
Et moi je crois tout c'qu'il dit


—No me habías dicho que tenía un nuevo espectáculo Yoochun — Yunho se sienta a un lado de Jaejoong, observa con interés los movimientos sensuales que hace la dama en el escenario, sigue sin apreciarse algo más que su sombra.


—Ni yo lo sabía, es una conocida de tu novio— Yoochun sonríe a través de su copa al ver la mirada airada del pelirrojo. Podría ser su soulmate pero no permitiría que lo metieran en ese problema.


— ¿Tú la conoces Boo?


—Algo así, pero ahora calla y observa. — Le da la espalda intentando pensar rápido para evitar que se diera cuenta de algo.


Es en ese momento cuando una luz blanca ilumina el rostro de la joven, ahora puede detallarse sus rasgos jóvenes e inocentes, sus ojos son los más llamativos apenas maquillados en tonos beige, rosa y un toque de negro para darle profundidad; sus labios ostentan un suave brillo coral con destellos. El cabello era castaño claro, con mechas en rubio cenizo que caía en ondas por su espalda casi llegando a la cintura, un pequeño tocado en red decoraba su cabello y cubría parte de su rostro. Su vestimenta era una exquisita combinación entre inocencia y sensualidad, llevaba un corto vestido de encaje y holanes que apenas cubría sus muslos, caía un poco más largo en la parte trasera, podía vislumbrarse un liguero blanco pero solo en una de sus piernas, dejando la otra descubierta. Un par de zapatillas de tacón grueso complementaban su atuendo.


—Mon mec à moi
il me parle d'aventures
Et quand elles brillent dans ses yeux
J'pourrais y passer la nuit
il parle d'amour
Comme il parle des voitures


MinHo paseaba por todo el escenario sonriendo con un micrófono en una de sus manos, ¡había extrañado tanto aquello! Sabe que no será fácil y que tal vez sea la única vez que se presente en ese lugar, pero haría todo lo que estaba en sus manos para poder lograr su sueño, nadie se lo impediría. Baja del escenario por unas escaleras pequeñas y se acerca a la mesa donde está su profesor y sus amigos. Junsu está de nuevo con ellos, este lo observa con satisfacción y una sonrisa en su rostro. Aprovecha esto para sentarse en sus piernas y acariciar de forma juguetona su pecho, el hombre rubio ríe de forma curiosa pero no lo aparta. Intenta hacer lo mismo con Jaejoong pero es detenido por un hombre que no había visto antes, este lo observa con el entrecejo fruncido y lo aparta de forma ruda del pelirrojo. Jaejoong mira mal a su pareja, pero le sonríe a la castaña para que siga cantando. MinHo regresa al escenario para cantar sus últimas líneas.


— Et moi j'y suis où il veut
Tellement je crois tout c'qu'il m'dit
Tellement je crois tout c'qu'il m'dit
Oh oui


Los presentes rompen en gritos y chiflidos al terminar la canción, la castaña sonríe radiante ante al acto y hace varias venias para agradecer. Deja el micrófono en una base y sale por la parte trasera. Es allí donde se encuentra a Junsu quien lo abraza emocionado.


— ¡Estuviste genial! No creí que fueras tan bueno.


—Muchas gracias— Sonríe apenado. —Las canciones de Patricia las sé de memoria y dado que mi padre era francés no es tan difícil para mí la pronunciación.


—Pero ahora eres un Choi y deberías cuidar los lugares a los que asistes.


Junsu y MinHo voltean asustados, detrás de ellos se encuentra un molesto Siwon custodiado por Yunho que también tenía una mirada furibunda, a un lado suyo Jaejoong le pedía disculpas al menor de forma silenciosa. Yunho lo había reconocido a pesar del vestido y maquillaje, aunque Jaejoong intento por todos los medios disuadirlo para que no llamara a su jefe, no pudo hacerlo.


—Sr. No sé quién sea pero MinHo no ha hecho nada malo, solo permití que hiciera algo que le gusta.


—Vestirse como una cualquiera no es algo que yo pueda permitir, mucho menos a alguien de mi familia. — Su voz grave y seria. —Quítate eso para que podamos regresar a la escuela. —  Voltea quedando frente de Jaejoong, suspira e intenta tranquilizarse. —No te despediré Kim, pero tu salario será bajado un 30% hasta nuevo aviso.


— ¿¡Qué!? ¡Pero eso no es justo! — Yunho coloca una mano en su hombro para que voltee a verlo, mueve la cabeza en forma negativa intentando acallar a su pareja. —Yunnie…


—Solo lo hago por Yunho, Jaejoong, no tientes tu suerte. 


MinHo sale del pequeño camerino ya cambiado, no hay rastro de maquillaje en su rostro, sin embargo, su mirada se nota triste y acuosa.


—Ya estoy listo.


Decir que el viaje de regreso al Instituto fue incómodo, es decir poco. Siwon se la pasó diciendo que estaba decepcionado de él, que no podía creer que lo desobedeciera, aunque era joven tenía muchas expectativas él. El mayor no podía creer que terminara en un lugar como aquél, que si bien no era un mal bar, no era lugar para un muchachito de su edad.


—Debes dejar tus ideas infantiles atrás MinHo, ya eres casi un adolescente. El canto no es una buena carrera.


MinHo no ha dicho palabra alguna en todo el trayecto, está sentado de lado del copiloto abrazando sus piernas.


—Pero ese siempre fue  mi sueño, visitar Broadway y…


— ¡Te he dicho que no! — Intenta tranquilizarse después del grito respirando varias veces. —No hablemos de esto hoy ¿vale?, no será bueno para mí ni para ti, ¿de acuerdo?


—Sí…


Al llegar a la zona de los dormitorios MinHo observa cómo pasan de largo el edificio Casiphia. Voltea a ver confundido a su padre buscando una respuesta.


—Serás transferido a la casa Galvaria, necesitas de alguien que te ayude y cuide cuando no este.


—En pocas palabras me tendrás vigilado.


—Si quieres verlo de esa forma, sí.


MinHo siente la ira recorrer su cuerpo, sin embargo guarda silencio, en ese momento era muy arriesgado que se opusiera por completo a Siwon, solo había visto su cara buena y no se arriesgaría a verlo molesto. Observa de forma distraída el camino, los jardines están lo suficientemente iluminados por farolas de color naranja. Alcanza a vislumbrar entre las sombras el edificio de los chicos de séptimo año y fuera de él distingue la figura delgada de Onew.


—Le pedí a tu compañero de cuarto que trajera tu ropa. — Siwon se estaciona enfrente del edificio. MinHo baja y camina hasta quedar a un lado de Onew. —Mañana los quiero en clase, ¿de acuerdo? — Ambos asienten. —Que tengan buena noche. — Sin más se aleja del lugar dejando a un confundido castaño.


— ¿Qué es lo que pasó MinHo?

  
—Ahora no, mañana te cuento en clase ¿vale?                 


—De acuerdo. Tengo que irme, pronto cerrarán las puertas de los edificios. Cuídate mucho ¿sí? —


MinHo lo observa en silencio unos momentos antes de acercarse a él y besarle de forma tierna la mejilla.


—Muchas gracias por todo, regresa con cuidado. — Toma la maleta que estaba a un lado del mayor, y entra al edificio. Jinki se queda fuera, perplejo por segundos y algo sonrojado, lleva una de sus manos al lugar del beso. —De…de nada…


Ya dentro, el castaño camina por los desolados pasillos, no hay un alma en ellos pero hay bastante ruido en una de las habitaciones, suponiendo que es la sala de estar, se dirige hasta el origen de tal tumulto encontrándose con Kyuhyun y sus amigos en el lugar, hay rastros de frituras en el piso así como colillas de cigarros y envases vacíos de cerveza.


— ¿Por qué demonios hay un mocoso aquí?


Kyuhyun voltea ante la sorpresa de sus compañeros encontrándose con MinHo en la entrada de la sala.


—Pero si es la princesita. ¿Qué haces aquí?


—Me han transferido aquí.


El joven pelinegro y los demás rompen en carcajadas ante tal idiotez. Kyu jala al menor y pasa uno de sus brazos por su espalda sin dejar de reír.


— ¿Así que alguien te confundió con una chica y se metió a tu cama?


El castaño sonríe ante tal recibimiento, al parecer no sería tan mala su transferencia a Galvaria.


—Kyuhyun, hace mucho que las luces debieron ser apagadas.


—Oh, pero si es el Sr. Perfecto. ¿Por qué no te nos unes Changmin? — Mira de forma retadora al mayor y abraza un poco más a MinHo contra sí.


—Como dije, las luces deben ser apagadas. — Su voz es monótona. —Sr. Choi sígame.


MinHo se despide de Kyu con un movimiento de mano antes de salir corriendo detrás de Changmin. No puede evitar reír quedo ante la apariencia del mayor, llevaba pantuflas y una bata de dormir a cuadros. ¿Acaso era un anciano? Caminan un corto tramo de pasillo hasta llegar a una puerta color caoba, Changmin la abre y deja que el castaño entre primero. La habitación es idéntica a la que tenía con Onew, exceptuando los colores que eran más sobrios y las camas estaban al mismo nivel de suelo.


—Así que, ¿este es el castigo que pensó mi padre? — Deja caer sin cuidado su maleta al piso, se quita el saco del uniforme y lo avienta sobre uno de los sillones, hace lo mismo con la camisa quedando solo en playera interior y pantalones, los zapatos los retira de forma descuidada y se avienta de espaldas contra su nueva cama.


—Tengo entendido que eres un chico problemático— Changmin cierra los ojos intentando relajarse, suspira y recoge el reguero que ha hecho el menor. —Pero sigues siendo el hijo del director general— MinHo intenta interrumpirlo. — Aunque seas adoptado eres su hijo. No me gustaría que fueras expulsado por conducta inapropiada, es por eso que debo cuidar de ti, o eso se supone. — Deja los zapatos a un lado de la cama del castaño quedando muy cerca de su rostro, MinHo aprovecha esto para acercarse más a él y decirle en tono bajo.


—En otras palabras, ¿te ofreciste voluntariamente? — Acaricia de forma coqueta el rostro de Changmin y deposita un beso sutil en su mejilla.


El morocho sonríe ante el tacto, antes de tomar uno de los pies de MinHo y hacerlo caer de la cama.


—Sí, debo cuidarte y eso incluye este tipo de comportamiento.


El menor se encuentra en el alfombrado suelo, le había dolido la caída, aun así sonríe y ladea su rostro de forma coqueta.


— ¿De verdad? — Changmin ofrece su mano para levantarlo,  alzándolo para dejarlo de pie. —Lo estoy esperando entonces. — Se acerca de nuevo al mayor, pero esta vez rodea con sus brazos el cuello de Changmin. —Cuento contigo. Hyung...—


La última palabra sale en un susurro antes de besar de forma más íntima al mayor.








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