Remember

Remember

Autor: Ivanna Hwang

Género: AU 

Clasificación: PG-13

Advertencia: Muerte de un personaje

La noche caía en el pequeño suburbio a las afueras de la ciudad haciendo que el cielo tomara un color violeta y rosado,  el viento arrancaba las frágiles hojas de los árboles tirándolas al piso suavemente, estás crujían cada que  las personas caminaban sobre ellas.

Se respiraba un aroma festivo en el ambiente, los niños correteaban por las calles disfrazados de curiosas criaturas que intentaban aterrorizar a otros, personajes tan típicos de las fechas como, zombies, momias, vampiros u hombres lobo. No faltaban los superhéroes,  personajes de cómics,  libros o películas, había tanta diversidad  en trajes y colores. Haciendo el paisaje mucho más divertido para aquellos dos jóvenes que caminaban tranquilos por la acera, o por lo menos uno de ellos lo hacía, observa maravillado y divertido a los niños que pasan corriendo a su lado, ignorándolo completamente, como si no lo vieran.

 —Tsk, estos niños son muy ruidosos. ¿No les importa hacer el ridículo con esos disfraces? 

Un muchacho de tez morena comentaba fastidiado, nunca ha sido muy tolerante con los infantes. Vestía una chamarra de piel café, pantalones de mezclilla obscuros, y una playera negra de un grupo llamado Bauhaus. Una pequeña e incipiente barba adorna su rostro, logrando una apariencia rebelde.

 —No seas tan amargado, los críos se divierten, ¿no recuerdas cuando teníamos su edad y salíamos con los chicos también?

Un mohín triste abarca los labios del menor, un chico de cabello castaño y tez clara, un suéter de punto de cuello ruso, color verde de tela suave, le cubría del frío, haciéndolo ver pachoncito; viste también unos vaqueros de mezclilla clara y botas de gamuza negras. Se le veía mucho más alegre que al otro.

—Yah, ¿debo recordarte, que, por su culpa me disfrazaron de reno?— Alza una ceja expectante al ver como el menor hace un intento enorme para no reírse, algo en lo que fracasa completamente, porque una sonora carcajada sale de su boca. Espera pacientemente que deje de reír, pero cierto recuerdo le llega.

–Pero, debo reconocer que tu traje era mucho mejor que el mío— El mayor sonríe ladinamente al ver como el otro deja de reír.

—¡E...eso no fue mi culpa!— Un sonrojo cubre su rostro. Apenado, da la vuelta comenzando a caminar de nuevo, no quiere que el morocho se burle una vez más de aquél episodio de su infancia.  –A MinJung no le gustó ese disfraz, así que se adueñó del traje pirata y mis padres no quisieron comprarme otro.

—Todos decían que te veías adorable, pero gracias a ti y a Jaejoong hyung, y su extraño disfraz de hámster, nos dieron muchos dulces. Yunho no dejó de abrazarlo toda la noche— El pelinegro sonríe al recordar la cantidad de dulces que comió ese año.

Sale de su estupor al darse cuenta que MinHo lo dejó hablando solo, corre hasta alcanzar al castaño, quien se encuentra algo molesto. (En realidad muere de vergüenza.) Lo abraza por la espalda recargando su mentón en el hombro contrario.

—No te enojes, admite que te veías completamente adorable.

—No digas nada, mejor sigue caminando que vamos tarde— Se suelta del abrazo, a veces su novio podía ser tan molesto.Sin embargo, no puede durar mucho tiempo molesto con él, podrá comportarse como un idiota algunas veces, pero era SU idiota. —No querrás perderte de la comida, ¿no?— Detiene su andar y le regala una radiante sonrisa, toma la mano contraria  y siguen su camino entre niños que piden dulces y arboles ya casi sin hojas.

—Hace mucho que no veníamos, ¿cierto?— El mayor observa con nostalgia a su alrededor, se veía cambiado en muchos aspectos, pero la esencia del lugar se mantenía.

—Nee, espero que mi pequeño se encuentre bien y no nos haya olvidado— Un atisbo de tristeza se ve en sus bellas orbes, algo que el morocho nota, le da un pequeño apretón en su mano llamando su atención.

-Somos sus padres, él siempre nos recordará— Acaricia con ternura el suave cabello del menor y le regala un beso en la frente.

 —Tienes razón.

 -Lo sé, siempre la tengo— El mayor recibe un codazo en el estómago.

—A veces me pregunto por qué sigo contigo.

—Simple, estamos destinados para la eternidad, y no es algo que puedas o quieras evitar, ¿cierto?— Abraza al menor por las caderas, acercándose peligrosamente a esos labios de pecado que poseía el otro, tersos y dulces, como un algodón.

—No, tú eres solo mío— Rodea el cuello del pelinegro con sus brazos, quedando aún más cerca, el pequeño espacio que los separaba se pierde cuando ambas bocas se unen, en un beso dulce pero apasionado. Pequeños sonidos de succión se escuchan, el castaño se pierde en las sensaciones que le produce el otro, aquél calorcillo que inunda su vientre y este se expande por todo su cuerpo; pero todo acaba cuando un pequeño gemido sale de sus labios, y lo trae a la realidad.

—Aquí no— Aleja un poco al morocho. –Podrían vernos.

—Claro, como si alguien pudiera vernos en la obscuridad— El Ojinegro se aleja algo insatisfecho. –Pero ni creas que te has salvado.

 —Tsk, ya déjame, mejor entra a la casa de una buena vez.

Ambos habían caminado por casi todo el vecindario hasta la casa más grande de aquél lugar, se encontraba a las afueras del mismo, no era un zona residencial, pero era tranquila, segura y acogedora, perfecto para la pequeña familia que habitaba allí.

Con sigilo se adentran en la vivienda, la cual se encuentra vacía, pero hay pequeños juguetes y dulces desperdigados por la sala y un aroma dulzón inunda la cocina.

—Creo que no hay nadie aún, ¿llegamos muy temprano?

—Debieron de salir con YooGeun a pedir dulces.

El mayor se interna dentro de la cocina, sabe que no puede comer nada de lo que esta preparado en ella, pero el aroma que despide es demasiado delicioso para ignorarlo, es de esperarse al saber que Jaejoong-hyung, fue el que cocinó. 

El castaño recorre la sala observando las fotos que se encuentran colgadas en las paredes color crema que posee, una en específico llama su atención, esta se encuentra encima de la repisa de la chimenea falsa.

Con lentitud se acerca a ella, la observa con una mirada anhelante y un atisbo de tristeza llega nuevamente a sus ojos, en la foto puede observarse a tres personas, dos adultos y un pequeño niño que no pasa de los dos años, los tres se encuentran en bañador y unas gafas de sol protegían sus ojos. Sonreían felices a la cámara, el castaño tenía en sus brazos al menor, mientras que el morocho pasaba un brazo por sus hombros.

—Pensé que esa foto ya no existía— El menor da un respingo, la voz del pelinegro le ha sorprendido.

—Al parecer no han dejado que nos olvide— La voz de MinHo se quiebra un poco, ya han pasado dos años desde la última vez que lo vio.

 ~FlashBack~

—¿Están seguros que deben irse hoy? Ya es algo tarde, podrían partir en la mañana— Se escuchaba a un preocupado Jaejoong en la entrada de la casa.

—Estaremos bien o te preocupes, debemos dirigirnos temprano al aeropuerto sino queremos perder el vuelo— El más alto carga las maletas al coche, se encuentra emocionado, porque tendrá unas pequeñas vacaciones con su pareja y piensa aprovecharlas al máximo.

—Yo quería que nos fuéramos después, pero al parecer él no puede esperar— El castaño sonreía divertido al observar el ir y venir del otro.

—Les encargamos mucho a YooGeun, en cuanto lleguemos al hotel, les hablaremos.

—No te preocupes por eso, a nosotros nos alegra mucho el cuidar de nuestro pequeño “nieto”—  Un hombre moreno de mirada felina se acerca a ellos con un dormido Yoong en brazos.

—Gracias hyung, disculpen las molestias que les ocasionamos— Minho hace una pequeña reverencia hacia ellos, antes de acercarse al menor y darle un dulce beso en su frente. –Tus padres regresarán pronto mi vida, te amo.

Changmin se acerca a ellos también, toma al menor de los brazos de Yunho, abrazándolo protectoramente.

—Pórtate bien, puede que de regreso te tengamos la noticia de que tendrás una hermanita— Recibe un golpe en la cabeza por un sonrojado castaño.

—Deja de decir tonterías, sabes que eso no es posible.

—Ya lo sé, pero eso no quiere decir que no lo intentemos— Se aleja cuando ve acercándose de nuevo el puño de Minho, pero no esquiva el de Jae.

—¡Auch!, ya no aguantan una simple broma— Regresa al menor a los brazos de un burlón Yunho.

—Mejor nos vamos, antes de que empiece a decir más tonterías, gracias por todo— Minho sonríe y jala al morocho del brazo hasta el auto.

El YunJae observa como se aleja el automóvil, al perderlo de vista cuando este da vuelta en una esquina, cierran la puerta.

Yunho se dirige a la habitación de huéspedes, la cual la habían acondicionado para la estancia del niño. De regreso ve a Jaejoong sentado en la sala con un semblante serio.

—Boo, ¿qué tienes?

—Sé que algo no está bien Yunnie, no debimos dejarlos ir— El entonces rubio, se levanta y abraza al moreno.

—Tranquilo Boo, ellos estarán bien, ya verás que mañana nos llaman, ambos necesitaban un descanso de su trabajo y tiempo a solas.

—Eso espero.

 Lamentablemente, no todo fue como esperaban.

”Esta mañana nos han informado que el vuelo JK5022 que se dirigía de Seúl a la provincia de Jeolla, sufrió una avería en una de sus turbinas, ocasionando que esta colapsara en el mar, por el momento no hay indicio de sobrevivientes del catástrofe. Los mantendremos informados”

Jaejoong cubre su rostro con sus manos,, intentando acallar los sollozos que salían de sus labios, un río de lágrimas caían por sus mejillas. Yunho queda en shock,dejando caer el control remoto de la televisión. Aún estupefacto, abraza a un lloroso Jaejoong y ambos miran preocupados a un tranquilo Yoong que dormía sobre el sofá, quien no se ha dado cuenta de nada.

—Y ahora, ¿qué haremos Yunho?

—No lo sé Jaejoong, no lo sé

Al ser los familiares más cercanos (Yunho es hermano de Max), recibieron la custodia total de menor, y desde entonces lo han cuidado como si fuera su propio hijo, pero dejándole en claro quienes fueron sus padres, todavía hay noches en las que pregunta por ellos, pero le han dicho, que ambos lo cuidan desde el cielo, ya que ahora son un par de estrellas.

 ~FinFlashBack~

Pequeñas carcajadas se escuchan a lo lejos, momentos después una personita vestida de hombre lobo, con orejitas y cola incluida, entra corriendo por la puerta, feliz por la cantidad de dulces que ha conseguido.

—Con cuidado Yoong, puedes caerte— Jaejoong entra poco después seguido de un cansado Yunho, quien es el que carga con toda la mercancía que han comprado. 

El pequeño ríe mientras se dirige a la sala parándose de frente a la repisa de la chimenea, estirándose todo lo que puede logra alcanzar aquella foto, la que más le gusta.

—Omma, Appa, miden cuatos dulces me han dado, ¿vedad que son muchos?, un senor me dijo que me padecía a un deno que vio hace mucho tempo.

El niño habla animadamente con la fotografía, siendo observado por aquellas dos personas que se encontraban desde antes, Minho no ha podido aguantar y lágrimas caen a raudales de sus grandes ojos, pero las limpia inmediatamente, su niño los quiere aún, y es feliz, no hay nada más que pudiera pedir.

—¿Ya viste que nuestro peque se encuentra bien?— Changmin abraza por la cintura al castaño, también tiene una sonrisa orgullosa en el rostro, su hijo crece tan rápido.

—Sí, y al parecer ha sacado tu apetito— El castaño ha dejado de llorar, solo se deja abrazar por el mayor.

Con cuidado ambos se acercan al pequeño, lo abrazan por momentos y le dan un beso en la frente/cabeza respectivamente.

—Te amamos YooGeun, ahora sabemos que estas bien, nunca nos olvides, ¿vale?- Murmura Changmin a su oído.

—Te amo mi niño, omma jamás te dejará solo— Minho es más renuente a dejarlo, no quiere irse, no tan pronto.

—Es hora de irnos Minho, no nos han dejado salir por mucho tiempo.

El menor asiente dando un último beso a su pequeño, quien por el cansancio se ha quedado dormido, pero entre sueños logra escucharlos. Una sonrisa surca su rostro y su respiración se acompasa.

—Omma, Appa saranghae.

Jaejoong escucha caer algo en la sala, asomándose encuentra a Yoong descansando en uno de los sillones, la fotografía se encuentra en la alfombra, al parecer se le ha resbalado de sus manos mientras dormía, un pequeño brillo llama su atención, entre las manos del niño, hay un pequeño relicario de plata en forma de estrella.

Con curiosidad lo abre y se sorprende al ver en su interior una foto de YooGeun cuando sus padres lo habían adoptado, era apenas un pequeño de meses abrazado por sus padres.

—No importa que tan lejos estén, ellos seguirán contigo mientras los recuerdes.

Con cuidado le coloca en el cuello el relicario, y cargándolo lo lleva a su habitación. Una corriente de aire frío acaricia sus cabellos y los del menor, logrando que se estremezca y cierta tranquilidad llegue a él, lo curioso es que ninguna ventana de la casa se encontraba abierta.