Este "drabble" fue escrito para el consurso de la reunión "Can U Smile Bunny Boy" por Proyecto SHINee.
Espero les guste tanto como a mí escribirlo ^^
Un hogar
5:45am
El reloj suena
insistentemente a un lado de mi cama, lo ignoro, no he podido dormir de todas
formas. El cuarto se encuentra casi en penumbras, apenas iluminado por la luz
de mesa. Apago de un manotazo el molesto sonido, me siento cansado y un dolor
punzante indica el comienzo de una migraña, masajeo los costados intentando
controlarla; decido apagar la lámpara también, quedando a obscuras. Hace frío y
puedo escuchar como la lluvia golpetea contra la ventana, tal parece que el
clima también se sentía triste ese día.
Dejo pasar el tiempo
arrullado por la lluvia, viendo el pulcro color blanco del techo, creando
figuras en su rugosa superficie; quería mantener mi mente ocupada, alejada de
todo pensamiento, de cualquier recuerdo. Había prometido ser fuerte,
comprensivo, pero era tan difícil.
Un par de toques en la
puerta llaman mi atención. No respondo, aun así puedo escuchar como la puerta
se abre y como una figura delgada entra, titubea un poco antes de decidir
acostarse a un lado mío. El olor entre dulce y cítricos delata quien es.
— ¿Qué haces aquí
TaeMin?
— Tu alarma me despertó
y escuché que llovía, por eso quise hacerte compañía. ¿Te molesta?
Volteo a verlo, sus
ojos denotan preocupación y al igual que los míos, parecía no haber descansado
adecuadamente. Hago un ademan en negativa mientras abro mis brazos para que se
acomode entre ellos. Nuestra relación siempre ha sido así, siendo los más
jóvenes había cierta química y complicidad, como si de hermanos sanguíneos se
tratase. Y él mejor que nadie, podía ver la tristeza que corroía mi ser en esos
momentos. Sin embargo, no dice nada, solo me abraza, comprendiendo que no
quería hablar del tema.
Podemos escuchar como
los demás miembros inician su día, esa mañana sería bastante agitada, todos tenían
alguna actividad agendada y por lo tanto no podrían acompañarme. Me abrazo más
a TaeMin antes de besarlo en la frente y alejarme de él.
—Es hora de
levantarnos, también tienes que salir.
—Puedo llamar a hyung y
decirle que cancele mis citas hoy…
—No. Esto debo
afrontarlo solo. De nada me serviría estar con alguien si él se irá de todas
formas.
—MinHo…
Al voltear sonrío sin
dejar visible mi mirada, esta siempre me delataba, era como una ventana a mi
alma, logrando leerme fácilmente en ella.
—Estaré bien, no te
preocupes.
TaeMin asiente mientras
se levanta de la cama, al llegar a la puerta se detiene antes de decir.
—Recuerda que el tiempo
pasa rápido.
—Lo sé…
Tiempo
Precisamente es lo que
menos tengo. El término es tan ambiguo y más tratándose de ChangMin, puede ser
pesado y largo cuando no estoy con él; y completamente contrario al estar a su
lado: tan rápido, efímero y vertiginoso.
Suspiro.
Lo mejor sería tomar un
baño caliente, quizás, también logre calentar mi corazón.
7:23am
He intentado desayunar,
pero no pude tomar algo más que un café sin azúcar.
“Cómo a él le gusta”
—¡Basta!
Aquella vocecita en mi
cabeza no me ha dejado en paz desde la noche anterior, desde que dejé a ChangMin solo en su departamento y me
refugié en mi habitación como un adolescente suele hacerlo.
Tengo 25 años y debería
estar a la altura de la situación, después de todo, yo también tendré que
partir en unos años más. Pero es tan fácil
decirlo...
Observo el reloj de
pared con detenimiento, la hora indicada para su entrada era al medio día y yo
seguía sin moverme del departamento; el punto de reunión para partir a Nonsan
no quedaba muy lejos, pero aún me debatía el ir o no.
El sonido de mi
móvil marca una llamada perdida. Se que
es ChangMin por el tono, pero no me digno a contestar; al contrario, me
apretujo más entre las cobijas y el almohadón del sofá. El frío invade mi ser
cada vez más.
9:12
am
Al parecer el cansancio
pudo comigo y me quedé dormido. El sol entra por completo a través de la
ventana dando justo en mi cara.
Entrecierro mis ojos intentando que la luz no los lastime; me siento
correctamente en el sillón cubriendome
el rostro con las manos tratando de despertarme completamente.
—Luces cansado.
¿Quieres una taza de café?
La voz de Kyuhyun me
sobresalta desde la cocina, lleva consigo una taza, la cual me ofrece al
acercarse.
Aún sorprendido la
acepto.
—¿Qué haces aquí?
—Me cansé de esperarte
en la entrada, tampoco contestabas mis llamadas así que entre por la
ventana.
—Es un octavo piso.
Kyuhyun sonríe,
haciendo un gesto con sus brazos como si no supiera de qué le hablaba. Sin
embargo, se pone serio poco después,
manteniendo la mirada fija en mí.
—¿Piensas ir?
—No... No lo sé...
—Bien.
Enseguida se levanta y
camina hacia la entrada sin dirigirme ni una vez la vista.
—Estaré abajo cinco
minutos más. No demores mucho o me iré.— Hace un ademán de salir. —Él quiere verte, MinHo.
Aquellas palabras hacen
que un calorcillo recorra mi pecho extendiéndose en pocos segundos a todo mi
cuerpo.
De manera inmediata
corro a mi habitación, vistiendo lo primero que encuentro en el closet. Algo más
tranquilo trato de arreglar mi cabello frente al espejo, es cuando noto la
palidez de mi rostro y las marcadas ojeras debajo de mis ojos. Sin tiempo de
hacer algo más por mi apariencia me pongo una gorra negra y lentes oscuros.
Comienzo a correr de
nueva cuenta al ascensor, rezando porque
Kyuhyun aún estuviera esperándome en la entrada.
—Tardaste menos de lo
que creí. —El castaño me esperaba recargado sobre su auto, una sonrisa traviesa
surca su rostro. —Eres tan fácil de persuadir cuando se trata de él. Esto mismo pasó cuando te dijimos lo de
"Something". Aunque sigo sin saber como fue que te convenció.
—Eso no te incumbe,
hyung.
—Juntarte tanto con
ChangMin te ha afectado, ya no eres mi adorable maknae de antes.
Saco la lengua
burlándome de él.
—Hay manías que se pegan.
Subo sin más al
automóvi, esperando que el mayor hiciera lo mismo.
La melancolía que
invadía mi ser poco a poco se desvanece,
tal vez, si me comportaré como el
adulto que soy.
10:56
am
Nos han dejado a solas
en una habitación bastante pequeña. Al parecer,
ya había hablado con todos los demás que nos esperaban afuera.
Camino hasta él
quedando frente a frente, nuestras miradas chocan, observando cada detalle de
nuestros rostros. No falta decir nada, nos conocemos lo suficiente para saber
que estamos arrepentidos por las palabras dichas la noche anterior.
Me abraza escondiendo
su rostro entre mi hombro y cuello; puedo escucharlo respirar profundamente.
Cierro mis ojos e
inhalo su aroma, mi cuerpo se relaja de forma inmediata, aun así, puedo sentir
el cálido recorrido de las lágrimas sobre mis mejillas. Era imposible no llorar
estando con él.
Lo extrañaré tanto.
—Eres un bobo.
—Lo siento.
ChangMin sonríe mientras
reparte pequeños besos sobre mi cara, limpia mis lágrimas con sus pulgares. Él
no llora pero su mirada se encuentra rojiza.
—Ya es hora.
Asiento débilmente
intentando alejarme, pero él me lo impide abrazándome de nueva cuenta. Deposita
un suave beso en mis labios y frente.
De su chaqueta saca una
pequeña caja color negro, de donde extrae una cadenilla color plata. La
pasa sobre mi cabeza quedando colgada a
mi cuello.
A la mitad hay un
colguije de peculiar forma, era un anillo con una cadena de oro a su alrededor.
A pesar de ser sencillo, era muy hermoso.
Volteo a verlo
confundido, él guiña el ojo mientras susurra algo a mi oído, antes de alejarse y abrir la puerta; me hace una seña
para salir primero.
Saludo de manera tímida
a su familia, sigo cohibido por mi apariencia en ese momento, aún tengo los
ojos hinchados por llorar. Su madre sonríe comprensiva palmeando amablemente mi
espalda, intentando reconfortarme; después
voltea a su hijo, intercambian pocas palabras que no alcanzo a escuchar.
Poco después, toma del
suelo una mochila negra, se le nota nervioso, pero sé que se divertirá allí
dentro, siempre le han gustado los retos después de todo.
12:15pm
Las personas se van
dispersando, los reclutas ya habían entrado; es cuando Kyuhyun se acerca a mí
ofreciéndose a llevarme al departamento. Al estar a mi lado un pequeño brillo
le llama la atención.
—¿Y eso? Parece que
alguien se aficionó demasiado al Señor de los Anillos.
—Es una promesa.
—¿Una promesa?
Volteo a verlo con una
sonrisa enorme en mi rostro, aquellas que solo el morocho podía sacar. Respondo
a su pregunta con otra.
—¿Sabes de alguna buena
inmobiliaria?
“Busca un lugar al cual podamos llamar hogar”
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